GIJÓN, 18 Oct. (EUROPA PRESS) -
De acuerdo al fallo judicial remitido por el Tribunal Superior Justicia de Asturias (TSJA), la mujer presentó un documento falso en el que se indicaba que el hombre con el que había convivido, antes de fallecer, le había autorizado para hacer gestiones en su nombre en su ganadería.
No obstante, el tribunal entiende que si bien este documento es falso, no se puede demostrar fehacientemente que la firma la falsificó ella y tampoco hubiera dado lugar a las pretensiones de la acusada de recibir una indemnización por los supuestos años de convivencia con el hombre fallecido ni a percibir nada de la herencia. Es por ello, que no se considera que hay delito de estafa ni falsificación de documento.
La Fiscalía le imputaba un delito de falsificación de documento por el que pedía un año y seis meses de prisión para la procesada: La acusación particular, por su lado, le atribuía un delito de falsificación de documento privado, por el que solicitaba un año de cárcel, uno de presentación en juicio de documento falso, por el que pedía seis meses de prisión, y otro de estafa procesal, para el que le pedía dos años de cárcel.
La defensa, por su parte, solicitó la libre absolución de su cliente. Contra esta sentencia cabe interponer recurso de casación ante el mismo tribunal en el plazo de cinco días a contar desde la última de las notificaciones de la sentencia.
Según el relato de hechos, la acusada fue condenada por un delito contra la seguridad vial en sentencia del 30 de enero de 2008. Posteriormente, el 19 de mayo de 2011 presentó ante el Juzgado de Primera Instancia número 5 de Gijón una demanda de juicio ordinario contra varias personas en reclamación de unos supuestos derechos hereditarios.
La demanda iba acompañada por un documento fechado el 26 de enero de 2.010, supuestamente de la persona fallecida, que en realidad no había sido firmado por el, en el que la autorizaba a realizar cualquier tipo de gestión relacionada con su ganadería.
El mismo documento lo presentó también en otro juicio contra el hermano del fallecido y otros demandados en el que reclamaba una indemnización por daños y perjuicios derivados de 30 años de convivencia con el fallecido. Ambos juicios fueron desestimados, en 2013 uno y 2014 el otro, en las pretensiones de la acusada.
