Eldiadecordoba.es 07.10.2015
En su intervención, Muñoz Machado advirtió de la necesidad de abarcar la crisis que actualmente vive Europa con los refugiados de Oriente Próximo. Con una lección titulada La búsqueda de la felicidad, el pozoalbense, catedrático de la Complutense, centró su discurso en la idea de que el estado debe asegurar el bienestar de los ciudadanos. Con Occidente como epicentro de las políticas de la felicidad, remontándose, en algunas ocasiones, incluso a Séneca, el jurista discernió entre la forma de actuar de los gobiernos norteamericano y europeo. Locke, Hobbes o Jefferson llenaron un alegato en el que también tuvieron cabida la Ilustración, la Revolución Francesa, Jovellanos o Maravall.
Muñoz Machado centró las diferencias entre Estados Unidos y Europa en que, en el primero, la felicidad se entendió como un derecho individual que corresponde alcanzar a cada ciudadano. En cambio, en Europa, manifestó el pozoalbense, "no será posible dejar en manos de los ciudadanos exclusivamente la satisfacción de sus necesidades". Las razones que soportaban dichas diferencias, vislumbró Muñoz Machado, es que en América no existía ni la sociedad estamental, ni la propiedad amortizada, ni la diversidad de vinculaciones o los privilegios de antes del constitucionalismo, teniendo que hablar en un caso de bienestar (Europa) y en otro de felicidad (Norteamérica).
Estos dos desarrollos posibles de la felicidad, prosiguió, "son difíciles de unificar". Con las ideas liberales en su plática, Muñoz Machado habló de la "obsesión" por la liberalización de los mercados que han llevado durante los últimos años a "severas políticas de austeridad", instauradas en muchos países europeos a consecuencia de la crisis.
Eso sí, el considerado "gran cronista del estado moderno" por su padrino, reconoció que tanto la sociedad norteamericana como la europea son "sociedades opulentas" y donde, "a pesar de las mermas que han sufrido algunas prestaciones sociales, la ideología del estado del bienestar ha resistido incólume".
Y aquí Muñoz Machado se topó con la crisis de los refugiados porque no son "los inevitables ajustes el principal problema", sino "responder al reto que nos plantean los pueblos infelices y oprimidos que nos rodean". Hoy por hoy, recordó el entre otras distinciones secretario de la Real Academia Española (RAE), "Europa asiste trémula a una avalancha humana a la que no sabe cómo acoger. Todas las políticas actuales son evidentemente inanes, tanto las concernientes a las que sería preciso dirigir a los países de origen de las masas migratorias, como las aplicables a los individuos que llegan a su tierra prometida, que es la nuestra, buscando la felicidad". Muñoz Machado apeló a la necesidad de políticas globales y habló de una Constitución 3.0 que ya nombrara Alexander Somek en The Cosmopolitan Constitution, "políticas sociales unitarias apoyadas en el valor esencial de la dignidad humana".
Las conquistas de los pueblos, concluyó, "tienen carácter cíclico y es imposible conservarlas permanentemente, porque cada cierto tiempo, como en el suplicio de Sísifo, cuando parece que la meta ha sido definitivamente alcanzada, es preciso volver a empezar".
La llamada de atención también estuvo presente en la lección de Drucker Colín. El científico mexicano especializado en Fisiología y Neurobiología centró su discurso en el apoyo económico que se otorga al trabajo científico. Para Drucker Colín es un tema que precisa de una "profunda investigación sociológica". El considerado uno de los cien mexicanos más influyentes hizo un repaso por algunos de los centros de investigación que ha visitado últimamente para arrojar que en países como Alemania hasta un 3% del PIB se destina a investigación, mientras que en su país de origen esta cifra cae hasta el 0,43%. Drucker Colín recordó también el ranking de universidades y relacionó este número con el "papel central" de la ciencia, tanto en la calidad de la educación como en el capital económico. El catedrático advirtió: "Mientras no hayan decididas participaciones federales en ciencia, permanecerán rezagados aquellos países que no hagan el esfuerzo".
La intervención de Gómez Villamandos, que expresó la satisfacción de la UCO por ambos nombramientos, y el canto del Gaudeamus Igitur, concluyó el solemne acto que contó con la presencia de gran número de académicos.
