PRIMERAS INTERPRETACIONES
Desde que se dio a conocer la inesperada noticia de la abdicación del Rey, han surgido las primeras interpretaciones de los motivos de tan trascendente decisión. Un comentarista de El Confidencial, citando fuentes consultadas por este diario, la atribuye al nuevo escenario político español dibujado tras las elecciones al Parlamento Europeo del pasado 25 de mayo.
Discrepo de esta opinión por dos razones. La primera es que en las palabras del Rey no solo no hay la más mínima alusión a esta circunstancia, sino que -y permítanme que crea al propio Rey más que en esas supuestas fuentes consultadas- los implicados sitúan la decisión en los primeros días de enero. Y la segunda es que es una equivocación conferir al resultado de las elecciones europeas el efecto de establecer un nuevo escenario político. Me permito recordar que en unas elecciones europeas fueron elegidos parlamentarios la actriz porno Cicciolina y nuestro José María Ruiz-Mateos, lo cual es una muestra, cuando menos, de la poca seriedad con que se toma el electorado estos comicios.
Otra posible interpretación es que la abdicación abra paso a la reforma de la Constitución para integrar a los nacionalismos separatistas. Se trataría de empezar una nueva era con un nuevo Rey y una Constitución reformada que inaugure la España Federal. De ser esto cierto, le deseo a la generación que va a darse una nueva Carta Magna el mismo acierto que tuvieron los que elaboraron la Constitución de 1978.
Pero no sé por qué, siendo vitalmente optimista, me embarga una cierta sensación de pesimismo. Tal vez porque para los de entonces estaba en juego nada más y nada menos que algo que ansiaban profundamente: la libertad. Pero las nuevas generaciones que vienen a dirigir la política venidera no saben lo que es vivir sin ella.