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¿Para qué sirve el Parlamento?; por Jesús López-Medel Báscones, Abogado del Estado

30/07/2012
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El día 30 de julio de 2012, se ha publicado en el diario El Mundo, un artículo de Jesús López-Medel Báscones, en el cual el autor reflexiona sobre el gran deterioro del Parlamento.

¿PARA QUÉ SIRVE EL PARLAMENTO?

Llegué a Diputado del Congreso con gran ilusión en 1996. El momento histórico de cambio político hizo que, desde la humildad de tener que pactar y consensuar todo, esa primera legislatura de Aznar fuese excelente. Los comportamientos arrogantes estaban lejanos. Pero llegarían. Personalmente, pasados los primeros años mágicos percibí que lo que unía allí, dentro del mismo grupo, más que ideologías eran intereses, ambiciones y fobias a los contrarios pero, sobre todo, el poder. Cada vez me sentía más extraño y distante. Había menos debate y eso de escuchar al contrario, un imposible.

Viví una experiencia personal que me impactó y nueve años después quiero relatar. Un día, antes de salir del hemiciclo, el portavoz adjunto del Grupo Popular me cogió del brazo y me dijo: “Jesús, aplaudes poco”. Yo alegué que cada uno es como es y que aunque no interrumpiese los discursos del líder 20 veces, sí que en seis o siete ocasiones me arrancaba por palmas (salvo en los debates sobre Irak que jamás aplaudí). Pero esos aplausos no eran suficientes. Lo que veía enfrente era más de lo mismo: una tribu, una casta.

El tiempo transcurrido y mirar atrás desde otras latitudes profesionales y vitales me lleva a reflexionar con tristeza sobre el gran deterioro del Parlamento. Verdaderamente me refiero al Congreso, porque la otra Cámara es algo más que inútil, muerta, y por supuesto los políticos no van a suprimirla porque permite colocar a muchos estómagos agradecidos.

¿Para qué sirve el Parlamento? La respuesta obvia sería para legislar y debatir. Pero esto ya no es así en España. No es sólo de ahora, aunque en los momentos presentes -más propios para el contraste y aportación de ideas- es todavía peor. El Parlamento vale sólo para aplaudir (ya lo aprendí en aquella anécdota), jalear e insultar. Pero, eso de hacer leyes, incluso lo de votar, es algo del pasado.

La intromisión del Gobierno en la función legislativa de las Cortes ha batido todos los récords. Cierto es que la Constitución establece la posibilidad de que el Consejo de Ministros pueda adoptar disposiciones en forma de decreto ley, pero siempre y cuando exista una situación que cumpla dos requisitos: que sea “extraordinaria” y también “urgente”. Pues bien, la crisis económica está sirviendo de coartada para un uso más que abusivo de los decretos leyes. Cuantitativamente puede observarse que con Aznar se dictaron 12 decretos leyes en 1996, y en 2004, con Zapatero, el número fue de 10. Pues bien, en lo que llevamos de año (y queda la mitad) son ya 22 las veces en que los ha utilizado el Gobierno de Rajoy. Es cierto que ha habido algún decreto-ley justificado por la crisis financiera, pero en las otras materias que el Gobierno está legislando se observa que no existe ninguna situación “extraordinaria” ni “urgente”. No es sólo, pues, el altísimo número de decretos leyes lo grave sino cómo se utilizan para aprobar de modo inmediato (los viernes, día de Consejo de Ministros, son expectantes y temidos) leyes que son publicadas inmediatamente en el BOE y son de obligado cumplimiento. Con estas extralimitaciones, se hurta al debate parlamentario (la convalidación posterior del Congreso es un trámite formal, posterior y muy rápido) del único poder del Estado que tiene una legitimidad democrática directa, el Parlamento.

Son ciertamente duros y dolorosos los recortes sociales que hacen que millones de españoles sufran. Pero aún siendo graves no son menos preocupantes los recortes democráticos que se están produciendo.

No todo vale en política. Ni la crisis económica puede ser una coartada para cerrar de hecho el Parlamento como institución legisladora, ni para alterar las reglas constitucionales y democráticas que todos nos dimos en una Constitución cada vez más quebrada. Una mayoría absoluta obtenida hace meses no es un cheque en blanco para esas prácticas.

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