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¿PUEDE ESPAÑA SEGUIR SIENDO UNA NACIÓN?; por Andrés de la Oliva, Catedrático de Derecho Procesal de la Universidad Complutense de Madrid

17/11/2005
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Ayer, día 17 de noviembre, se publicó en el Diario ABC un artículo por Andrés de la Oliva, en el cual, el autor analiza el uso del término nación en el proyecto de reforma del Estatuto de Autonomía para Cataluña. Transcribimos íntegramente dicho artículo.

§1013568

¿Puede España seguir siendo una nación?

El proyecto de “Estatut” de Cataluña plantea dos cuestiones generales distintas (estrechamente relacionadas, pero distintas). Una, de la que se habla mucho, si Cataluña es o debe ser una “nación”. Otra, apenas tratada, si la “Nación española” tiene que de dejar de existir o, lo que es igual, si ha de desaparecer España como Nación. Aquí nos ocuparemos de este segundo interrogante. Enseguida se verá que no hay error al afirmar que el proyectado “Estatut” cuestiona la existencia de España como Nación. Antes, sin embargo, es conveniente recordar algunos datos históricos, vitales para nuestro futuro, que se gestan desde la historia y en ella, no en Utopía.

Una consulta a la recopilación de E. Tierno Galván, “Leyes Políticas Españolas Fundamentales (1808-1936)”, revela que todos las constituciones entre esas fechas se refieren a España como “la Nación” o, más frecuentemente, como “la Nación española”. Así, tanto el Estatuto de Bayona (1808), como la Constitución de Cádiz (1812), como las posteriores, de 1837 y 1845, la no promulgada de 1856, la de 1869 y la de 1876. En los períodos republicanos, la nonnata constitución de la I República (1873) y la de la II República (1931) también consideran a España como Nación. Concretamente, en el Proyecto de Constitución Federal de la República Española, el título I se rotula “De la Nación española” y se abre con un artículo del siguiente tenor: “Componen la Nación española los Estados de Andalucía Alta, Andalucía Baja, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Castilla la Nueva, Castilla la Vieja, Cataluña...”. Por su parte, que la Constitución de la República española, de 1931, concibe a España como “una República democrática de trabajadores de toda clase”, pero sin que esta idea excluya la de Nación, de modo que, por ejemplo, el artículo 67, sobre el presidente de la República, dispone que “personifica a la Nación”. Y en los artículos 76, d) y 117 aparecen, respectivamente, “la seguridad de la Nación” y “el crédito de la Nación”.

Sentado lo anterior, aceptemos hipotéticamente que lo que un nuevo Estatuto catalán diga de Cataluña es cosa de las personas que posean la “condición política de catalanes”, como dice el proyecto de nuevo “Estatut”. Supongamos, pues, que los españoles que no poseen esa “condición política” nada tienen que decir sobre Cataluña. En cambio, no se negará que sí les incumbe e interesa lo que un nuevo “Estatut” catalán pretende que es España. ¿Dice algo sobre España el proyecto de nuevo “Estatut” de Cataluña? Rastreado su texto, que, título incluido, consta de 43.814 palabras, resulta que la palabra “España” aparece 7 veces:

-Dos en la expresión “Banco de España”.

-Dos en “tratados y convenios internacionales ratificados por España”.

--Otras dos, al hablar de “pueblos de España”. Van seis.

-La mención que queda se encuentra en el preámbulo del proyecto: “Cataluña considera que España es un Estado plurinacional”.

Así, pues, según el “Estatut”, Cataluña no considera que España sea una Nación y, al contrario, viene a negar que lo sea, no ya porque en el proyecto de “Estatut” no aparezcan nunca las palabras “Nación española”, sino, sobre todo, porque España es definida como un “Estado”, que, al ser plurinacional, integraría varias naciones. Y si España son varias Naciones no es una (sola) Nación.

Constitución aparte, esta “consideración” del “Estatut” parece hiriente para innumerables ciudadanos del “Estado español”, que se consideran españoles y pertenecientes a la “Nación española”. Estos españoles no son nacionalistas, porque nacionalista no es quien considera que forma parte de una determinada nación, sino el fanático de una nación, cerrado a las realidades y valores de otras naciones y pueblos. Pero si miramos a la vigente Constitución Española (CE) resulta que España se ha constituido, sí, en “un Estado social y democrático de Derecho” (artículo 1), pero, conforme al artículo 2, España se ha constituido en tal Estado por obra de una Constitución que, a su vez, “se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles”. Y es esa Constitución la que “reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”. No se trata de mi opinión, sino de lo que dice el artículo 2 de la CE: las “nacionalidades” y las “regiones” integran la Nación Española. Desde luego, la Constitución no es intocable. Pero, hoy, dice lo que dice. Y con lo que dice hay que comparar el proyecto de nuevo “Estatut” de Cataluña.

Se puede entender que los partidarios de ese proyecto no se consideren miembros de la Nación española y les disgusten los artículos 1 y 2 de la CE. Se debe respetar que ésas no sean sus ideas de España y de Cataluña. Pero lo que no cabe aceptar y respetar son algunos abusos y falsedades. Abuso es que un “Estatut” de Cataluña, que se presenta entroncado formalmente con la Constitución española, pretenda que vale la idea estatutaria de España, pese a ser opuesta a lo que esa misma Constitución dice sobre España. Abuso y falsedad es que el proyecto de “Estatut” concierna sobre todo a Cataluña y entrañe una opción por respetarla o rechazarla. Atañe igualmente a España, incluso si se piensa que Cataluña no es España. Porque el proyectado “Estatut” no prescinde de España, sino que contiene una idea de España y articula una fuerte implicación de Cataluña con España. Y sobre una propuesta de relación entre dos partes, es violentamente abusivo que sólo una de ellas pueda expresarse con libertad plena y sin ser agredida.

Finalmente, es falso que sea posible concordar con la Constitución española ese proyecto de “Estatut”. Ni lo es ni lo será a base de una fórmula sustitutiva de la definición de Cataluña como nación. Porque esa definición no condensa los interrogantes básicos que suscita el proyecto de “Estatut”. Resulta irreconciliable que España sea un Estado plurinacional y, a la vez, un Estado social y democrático de Derecho fundamentado en la unidad de la Nación española.

¿Qué respeto a los ciudadanos demuestra no plantearles, directamente y a las claras, si entienden España como una cosa u otra? ¿No es asunto más importante que la OTAN?

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