Así, Manuel Jiménez de Parga defendió una vigencia larga del texto con la finalidad de que los ciudadanos vean el documento con respeto y, de esta forma, se genere un “sentimiento constitucional”.
Al mismo tiempo, el Presidente del Tribunal Constitucional recordó que es en el pueblo español donde recae la soberanía y el poder constituyente y que, por tanto, es éste quien tiene que pronunciarse sobre si quiere reformar la Constitución.
Reconoció Manuel Jiménez de Parga que en los últimos años se han producido cambios en España que no están recogidos en la Constitución, como la protección de la libertad informática o la protección de las personas mayores.
Así, pese a admitir que la letra de la Constitución no protege como es debido estos derechos, subrayó que en el texto existen suficientes elementos para protegerlos sin necesidad de modificarlo.