Para ello, la Comunidad Europea se ha comprometido a poner los medios necesarios para evitar que en Europa se produzcan escándalos financieros y mejorar así la confianza de los inversores.
El objetivo es conseguir mejorar la calidad de las auditorías, de forma que cualquier parte interesada pueda tomar una decisión sin miedo a basarse en unas cuentas que no reflejen la realidad.
La Comunidad Europea considera que los sistemas sancionadores tienen una gran importancia a la hora de corregir o prevenir la mala calidad de las auditorías y, al mismo tiempo, suponen un buen método para demostrar y reforzar la credibilidad pública de la profesión auditora.