Han transcurrido más de treinta años desde la aprobación de la Ley Orgánica General Penitenciaria. Fue la primera ley orgánica tras la aprobación de la Constitución Española, y tuvo como objetivo la humanización del sistema carcelario, orientando las penas hacia la reeducación y reinserción social.
El aumento de la criminalidad reflejado en una población penal que pasó de los 12.000 internos de 1978 a los cerca de 80.000 de hoy, o la incapacidad para poner en marcha los trabajos en beneficio de la comunidad, han impedido cumplir importantes objetivos como la existencia de centros de un máximo de 350 plazas, o el derecho de todo preso a una celda individual.
Las cárceles antes de la reforma de 1979. Las cárceles tras la nueva ley penitenciaria: a) El tratamiento reformador, b) Una nueva arquitectura penitenciaria. El futuro de la pena de prisión.