El prólogo de cada una de las obras teatrales de Terencio es un alegato frente a las acusaciones que le lanzan sobre la falta de originalidad de sus comedias. Pero para comprender su auténtico significado hay que imbuirse del ambiente cultural al que pertenecía y al contexto social del tiempo en que vivió. El instrumento de defensa que el autor utiliza es un recurso conforme al mos; así mediante la defensa de los officia, Terencio articula no sólo los deberes del poeta, sino también sus derechos como autor.