Más allá del delito de escarnio: examen crítico de los delitos en materia religiosa y su necesaria reforma. (RI §427380)
Beyond the crime of ridicule: critial examination of crimes in religious matters and their necessary reform -
José Landete Casas
Desde la promulgación del Código Penal no ha sido infrecuente que los medios de comunicación se hiciesen eco de intenciones legislativas que modificasen o derogasen los delitos que protegen los sentimientos religiosos. Para ello, se ha prescindido habitualmente de la consideración de que lo religioso también es objeto de protección de un derecho fundamental. En concreto, de la primera libertad pública que nuestra Constitución reconoce. Esta prima libertas reclama un sistema de delitos que tutelen, cuando menos, su contenido esencial, con la necesaria limitación que su colisión con otros derechos fundamentales puede conllevar. Para determinar ese contenido mínimo a proteger debe recurrirse a la LOLR, donde se detalla en toda su extensión. Sin embargo, la sordera académica también afecta al ámbito político: la política penal debería escuchar la política eclesiasticista, para evitar incurrir en los graves defectos que en la actualidad contiene nuestro Código Penal. En este artículo no se abogará por mantener el delito de escarnio, sino por reformar el entero conjunto de delitos conforme a algunas reflexiones sobre los defectos, lagunas y posibilidades de mejora.
1. Introducción. 2. Delitos contra la libertad de conciencia (sic): 2.1. Bien jurídico protegido; 2.2. Inmunidad de coacción religiosa del individuo (art. 522 CP): 2.2.1. Coacciones en la práctica religiosa; 2.2.2. Coacciones para la manifestación de creencias; 2.2.3. Proselitismo ilícito; 2.3. Inmunidad de coacción de la Confesión religiosa (art. 523 CP). 3. Delitos contra los sentimientos religiosos: 3.1. Bien jurídico protegido; 3.2. Profanación (art. 524 CP); Escarnio y vejación (art. 525). 4. Conclusión.
Since the enactment of the Penal Code, it has not been uncommon for the media to report on legislative intentions to modify or repeal crimes that protect religious sentiments. In doing so, they have often disregarded the fact that religion is also protected as a fundamental right, specifically as the first public freedom recognized by our Constitution. This prima libertas calls for a system of crimes that safeguard, at the very least, its essential content, albeit with the necessary limitations that arise from its potential conflict with other fundamental rights. To determine the minimum content that should be protected, we must turn to the LOLR, where it is fully detailed. However, academic deafness also extends to the political sphere: criminal policy should listen to ecclesiastical policy to avoid the serious flaws currently present in our Penal Code. This article does not advocate for maintaining the crime of ridicule but rather for reforming the entire set of crimes based on reflections about their defects, gaps, and possibilities for improvement.