Estonia comenzó su largo camino hacia la Unión Europea en 1995 y pasó los siguientes nueve años mudándose en casi todos los sentidos para encajar en la Unión. Estonia se vio como el campeón de los Países Bálticos y se comportó como tal. El país fue mucho más allá de lo necesario en sus reformas, haciendo a la Unión Europea impopular, incluso con toda la ayuda económica de los diversos fondos europeos. Sin embargo, Estonia ha tenido éxito: el país se sobrepuso a las preocupaciones de la opinión pública, se adhirió en 2004, y con ello comenzó una nueva era. Pero la trayectoria de Estonia en la UE ha sido un poco diferente a la de la estrella fugaz de antaño. El país tiene poca o ninguna influencia en política exterior y las turbulencias económicas sufridas han sido muchas, pero ha recibido mucha financiación de la UE y ha hecho un trabajo satisfactorio en las estructuras de la UE: a Estonia le ha ido bien en la Unión aunque el país no esté entusiasmado con ello. Estonia no mantiene demasiadas opiniones acerca de las políticas de la UE, pero cuando lo hace, éstas siguen las de los grandes Estados y se muestran escépticas cuando se trata de la voluntad del pueblo. Estonia tiene oitencial para un futuro brillante en la Unión Europea.
Estonia started its long road to the European Union in 1995 and spent the next nine years changing itself in almost every way to fit into the Union. Estonia saw itself as the champion of the Baltics and behaved as such. The country went far beyond what was necessary, making EU unpopular even with all the economic help from various European funds. Yet, Estonia was successful, overcame public opinion worries, joined in 2004 and a new era begun. Estonia’s road within the EU has been somewhat different to the shooting star of yesteryear. The country has little to no foreign policy focus and suffered economic turmoil. Estonia has received much additional funding from the EU and has done a satisfactory job in the EU structures so Estonia has done well being in the EU even if the country itself is not overly excited about it. Estonia’s support for the EU is fairly low which may be explained by the govern-ment’s approach to the EU. Estonia has few opinions about EU policies but when they do, those opinions are following the big states when talking about the government or are sceptical when looking into the will of the people. Still, Estonia has all the potential for a bright future in the European Union.