Al igual que lo son la pena de muerte o las penas corporales, la pena de prisión puede suponer un castigo contrario a la dignidad del hombre y ser una pena cruel. Desde las primeras formas de privación de libertad, las condiciones de los lugares de retención ha sido una preocupación constante por parte de los reformadores. Tras la Segunda Mundial, la proscripción de la tortura y de las penas y tratos inhumanos y degradantes queda consagrada en el artículo 3 del Convenio Europeo de Derechos Humanos. La lectura de la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y de los estándares penitenciarios elaborados por el Comité de Ministros del Consejo de Europa y por el Comité para la Prevención de la Tortura nos arroja diferentes aspectos que pueden convertir en cruel la pena de prisión y que son analizados en este trabajo.
Just as the death penalty or corporal punishment are, a prison sentence may constitute a punishment contrary to human dignity and be a cruel penalty. Since the earliest forms of deprivation of liberty, the conditions of places of detention have been a constant concern for reformers. After World War II, the prohibition of torture or inhuman or degrading treatment or punishment has been enshrined in Article 3 of the European Convention on Human Rights. The review of the case law of the European Court of Human Rights and the prison standards developed by the Committee of Ministers of the Council of Europe and the Committee for the Prevention of Torture reveals various aspects that can render a prison sentence cruel, which are analyzed in this paper.