Breve reseña de la obra:
Moderados y progresistas fueron los grandes protagonistas de la Historia de nuestro agitado siglo XIX. Para los historiadores y, en general, para todos los intelectuales españoles los progresistas son los «buenos» y, como tales, los que gozaban y gozan de las mayores simpatías. Y, sin embargo, es con los moderados con los que tenemos contraída una deuda impagable, porque fueron ellos lo que levantaron de la nada, piedra a piedra, el imponente edificio de la Administración contemporánea.
Lo hicieron en sólo diez años, en la década que lleva su nombre, que transcurre entre 1844 y 1854, bajo el mando, primero, de Narváez, el denostado «espadón de Loja» y, después, de Bravo Murillo, «el abogado». A los Gobiernos que ambos dirigieron se debe la creación y despliegue de la Guardia Civil, el desarrollo de un proyecto centralizador cuyas bases se han mantenido hasta la promulgación de la Constitución vigente, la implantación del primer sistema tributario moderno y la organización de la Administración financiera, que nos permitió dejar atrás definitivamente el mundo medieval, el primer plan general de enseñanza, el primer estatuto de los funcionarios públicos, la primera regulación de los contratos de la Administración, la declaración de puertos francos de Canarias que dio vida al archipiélago hasta el boom del turismo y… ¡la llegada del agua a Madrid!, una obra colosal, dirigida por Ingenieros del Cuerpo de Caminos, Canales y Puertos, realizada por administración, cosa de la que no sería hoy capaz la gigantesca y prepotente Administración de nuestros días y financiada por un ingenioso sistema de suscripción pública, que se adelantó siglo y medio a la invención misma del neologismo anglosajón «crowdfunding», hoy tan de moda.
Nada de esto se cuenta en los libros de Historia general o de Historia política, que ignoran la letra pequeña de la Historia de la Administración sin la cual aquélla queda incompleta.