Breve reseña de la obra:
El objeto de este libro, que forma parte de una colección destinada al estudio del Estado en España desde los inicios del constitucionalismo moderno hasta la promulgación de la Constitución de 1978 a partir de la producción normativa -su postulado más identificativo-, es el Gobierno y la Administración Central. Ambos, en especial el primero, considerados desde el principio elementos constitutivos del mismo. Sin embargo, persuadida de que la mejor comprensión del tema no procede de una visión estática, limitada por definición al simple análisis de las disposiciones de distinto rango –desde las Constituciones a los reglamentos de régimen interior de los diferentes Departamentos Ministeriales– que los regulan o tienen una relación directa y se remiten a ellos de una manera expresa, sino de una dinámica vinculada al funcionamiento y fines así como a los conflictos institucionales e interorgánicos, se incluyen asimismo otros documentos. Tales textos, incorporados íntegros o bien o través de referencias completas, son valiosos instrumentos que, como las Actas del Consejo de Ministros, Manifiestos o Circulares, p. ej., facilitan un seguimiento más fidedigno de la evolución del concepto de Gobierno desde la perspectiva del constitucionalismo moderno a lo largo de una etapa que duró casi siglo y medio.
Una opción como la descrita requiere, como complemento irrenunciable, la contextualización. Es, en este caso, una condición tanto más imprescindible cuanto no sólo faltan definiciones explícitas del mismo, sino que su percepción, e incluso su entendimiento, a lo largo del periodo carecen, como por lo demás es conocido, de uniformidad y unidad. Existe, más bien, la asunción de una noción atemporal y muy general –que, se diría, funciona como ius cogens– arraigada en la etimología del término latino y actúa como presunción o convención, sobre todo porque permite albergar sin problemas los profundos cambios que afectaron a la propia visión de ambos durante el periodo. Cambios relacionados con la muy distinta consideración de los tres poderes clásicos –en particular los dos primeros, a los que estuvo inicialmente adscrito de manera principal-, la íntima vinculación con la Administración Pública, la evolución de las facultades del rey, reina, regentes, Jefes del Estado así como las propias del Presidente del Gobierno y Consejo de Ministros o Gabinete. De ahí, precisamente, parten las diferentes concepciones en las que la doctrina, la política y las relaciones internacionales tienen una definitiva importancia que va más allá del propio desarrollo formal. Algunas de las claves de esta influencia son las que se pretenden descifrar en el estudio introductorio a las relaciones de documentos.