Breve reseña de la obra:
Es difícil encontrar un tema tan importante para la convivencia como es el de los delitos, sus autores y sus víctimas, y la tarea que se espera del Estado. Todo eso compone un problema sobre el que opinan los ciudadanos y los medios de comunicación, un problema que es el objeto de estudio de especialistas, y un problema que han de afrontar los órganos que constitucionalmente tienen esa misión: los jueces y los tribunales los que en ellos trabajan, y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Esa plural contemplación del problema penal no se limita a ofrecer visiones diferentes, sino que pone de manifiesto disparidades de criterio abiertamente enfrentadas, como si cada grupo viviera y entendiera la cuestión de una manera distinta y partiera de que los demás están equivocados. Es posible que esa no sea la conclusión justa, y que lo que sucede es que cada observador ve el problema de acuerdo con su formación, su función, su misión, o su sensibilidad; pero es seguro que todos pueden incurrir en excesos. Esta obra aborda el complicado tema del divorcio más o menos profundo que existe entre la academia y la práctica y sus causas, así como la manera en que la ciudadanía o los medios entienden el problema del delito y sus causas, colocando en primer término el propio sistema legal y judicial.