Breve reseña de la obra:
El adjetivo arbitrario comenzó su larga historia hace veinticinco siglos, si se toma como referencia la irrupción del sustantivo matriz, arbiter, en el texto de las XII Tablas. De su modesto y neutral significado primitivo, que se limitaría a designar lo propio del árbitro, ha pasado a ocupar una posición de primer plano en las principales lenguas occidentales, con la única excepción del alemán, tanto en el lenguaje ordinario, como en el lenguaje jurídico, en el que aparece por doquier desde los propios textos constitucionales hasta las sentencias del más modesto Tribunal. ¿Cómo ha sido esto posible? y ¿por qué? son dos preguntas inevitables a las que este libro pretender dar respuesta, indagando primero en la Historia para buscar su rastro e intentar seguirlo y poniendo luego el foco en el presente, en el modo de pensar y de hacer el Derecho en la sociedad de nuestros días.
La indagación mostrará que la evolución del Derecho y la de la propia sociedad marchan al unísono, que el simple “porque sí” o “porque yo lo digo”, quienquiera que sea la autoridad que decida y por grande que sea el apoyo que ésta haya conseguido en las urnas ya no lo acepta nadie en nuestras sociedades, que exigen siempre razones capaces de justificar esas decisiones y rechazan enérgicamente como arbitrarias las que carecen de ellas.