Breve reseña de la obra:
Esta obra tiene un doble hilo conductor: el problema sucesorio de la monarquía hispánica (1665-1725) y el protagonismo internacional de Luis XIV (1661-1715). Ambas cuestiones se estudian en el marco espacial de la historia atlántica (metrópolis europeas y colonias americanas) y en el tramo cronológico del tiempo largo (guerras angloholandesas y lucha entre la Casa de Francia y la Casa de Austria), pero destacando las especificidades del tiempo coyuntural: guerras de sucesión a las Coronas inglesa (1689-1697) y española (1702-1714).
Partiendo de la base metodológica de la cientificidad, la interdiscipli-nariedad y la comparación se hacen tres grandes aportaciones historiográficas en los campos complementarios de las relaciones internacionales (principal-mente euroamericanas), la historia política de la monarquía hispánica y la sociología histórica. Detrás de los conflictos internacionales (guerras anglo-holandesas, francoholandesas y de sucesión) se aborda la crucial cuestión de la hegemonía y se explica el recurrente proceso del auge y decadencia de los imperios. En este contexto internacional la monarquía hispánica, al pasar de los Austrias a los Borbones, deja de ser una monarquía paccionada para transformarse en una monarquía unitaria, en la que no se comparte el poder político y se pone en marcha la centralización administrativa y la uniformidad jurídica. Y, finalmente, tanto aquellas relaciones internacionales como estas transformaciones políticas se plantean teniendo muy en cuenta la dialéctica constante entre las personas (biografías señeras) y los complejos procesos económicos, culturales, sociales y políticos. Si aquéllas orientan los procesos, éstos condicionan siempre las decisiones.
Pero esta obra no se agota con la rigurosa presentación de los conflictos internacionales, la lucha por el poder político y la interrelación de biografías y procesos de la segunda mitad del siglo XVII y primeros años del XVIII. Dado que el devenir humano forma una cadena temporal ininterrumpida –de ahí la necesidad y utilidad de la Historia- se pueden colegir leyes en la historia que se repiten en todo tiempo y lugar. En nuestro caso las “leyes” más significativas –una especie de binomios inseparables- son tres: el auge y la decadencia de los imperios (el español, el holandés, el francés y el británico); la unidad del “hacer” del género humano y la diversidad del “ser” de cada uno de los pueblos; y la estrechísima relación entre lo “internacional” y lo “local”.