Breve reseña de la obra:
Este libro tiene por objeto el análisis crítico de la seguridad como fundamento de la deriva del Derecho penal postmoderno a nivel internacional, europeo y estatal. La política criminal y la dogmática jurídico-penal, están influidas por el desarrollo social en su conjunto, concebido como un sistema axiológico de la sociedad “insegura”. En este contexto, se pone de relieve la tendencia existente a que la Ciencia penal pierda su connotación cultural humanista para asumir un papel de saber tecnocrático, que legitima la función social del sistema, ofreciendo un modelo reaccionario desligado de los principios y garantías del Derecho penal, con el fin de conseguir mayor flexibilidad y supuesta eficacia. El error es entender y pretender que el Derecho penal puede ofrecer y garantizar el ideal de seguridad, siendo legítimo acudir a una sanción para ello.
Desde la misma perspectiva, se analiza el Derecho penal del enemigo, la “tolerancia cero”, la instrumentalización de las víctimas, ya que forman parte del Derecho penal postmoderno, pero también son consecuencia del uso simbólico del Derecho penal y de la propia crisis del Estado Social y Democrático de Derecho. Razón por la que frente al abuso del ius puniendi, se defiende como necesario tener un baluarte, una trinchera: el garantismo o la resistencia frente a un funcionalismo, que conduce a una capitulación incondicional ante la práctica política represiva y restrictiva que impera en este momento en el sistema penal. Este trabajo pretende contribuir a que el futuro Derecho penal, además de ser un instrumento útil para la protección de bienes jurídicos esenciales para la convivencia y garantizar por esa vía la libertad e igualdad de las personas, tienda también a una amplia humanización, en el sentido de un Derecho penal, al mismo tiempo liberal y social, que comporte una atenuación general de la represión.