LA FÓRMULA OBAMA
El Estado de Virginia se ha convertido en un buen laboratorio para predecir cómo puede evolucionar el voto en el resto del país. El martes eligió nuevo gobernador y, por un margen estrecho, el demócrata Terry Mc Auliffe, se alzó con la victoria. Se trataba de un candidato inexperto en tareas de gobierno, surgido de la burocracia del partido.
El aparente éxito de este protegido de los Clinton ha sido enarbolar un discurso moderado, en el que reconocía los aciertos del gobernador republicano saliente. Ken Cuccinelli, el candidato republicano apoyado por el Tea Party, ha resultado ser un político estridente y dado a las hipérboles -en los debates electorales llegó a compararse con Thomas Jefferson, hijo predilecto de Virginia y uno de los padres fundadores de Estados Unidos. La clave de la victoria demócrata ha estado, sin embargo, en reproducir la coalición que ha llevado dos veces a Barack Obama a la Casa Blanca.
La receta del presidente es ganar desde el centro con el apoyo de más mujeres, hispanos y afroamericanos que su rival y disponer de más dinero para gastar en una campaña que incluye ataques muy duros al contrincante.
Mc Auliffe ha seguido la fórmula Obama al pie de la letra. Hillary Clinton, la gran favorita de los demócratas, mucho más popular que el presidente, sigue organizando en la sombra su segundo asalto a la presidencia y toma muy buena nota de las estrategias que funcionan.
En el lado republicano, el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, ha sido reelegido el martes con más de veinte puntos de ventaja sobre su contrincante demócrata. Christie supo trabajar codo con codo con Obama durante el huracán Sandy y se presenta como uno de los pocos próceres republicanos no escorado a la derecha.
Las legislativas del próximo otoño, en las que el Tea Party se juega su futuro, decidirán si en el año 2016 dos moderados como Hillary Clinton y Chris Christie compiten por la Casa Blanca.
