LA TRAMA PERDEDORA DE SCHULZ
Anoche, de los cinco candidatos a debate, solo el socialista Schulz quería creer que ahí, en el salón del Parlamento europeo, se decidirá si él o el popular Junker encabeza la Comisión. El alemán se basa en el tratado para exigir al Consejo Europeo que tenga en cuenta el resultado de las elecciones al proponer el nuevo presidente a la cámara.
A Angela Merkel no le gusta en absoluto esta presión sobre los jefes de gobierno. Mucho menos las ambiciones del imparable Schulz, hoy Presidente del Parlamento Europeo, que fue futbolista, librero y alcalde de un pequeño pueblo antes de saltar a la política de Bruselas. La canciller ha convocado a sus colegas europeos el 27 de mayo para negociar a puerta cerrada cuatro nombramientos, presidentes de la Comisión y del Consejo Europeo, Alto Representante y presidente del Eurogrupo. Martin Schulz, a su vez, ha reaccionado organizando esa misma mañana bajo su presidencia una reunión de presidentes de grupos políticos del Parlamento, con el fin de cerrarle el paso a Merkel y anticiparse a pronunciar, él primero, el nombre del ganador final de las elecciones.
Es muy probable que la trama de Schulz fracase. La cámara es percibida como un lugar en el que hay política de sobra y falta responsabilidad -el Consejo Europeo es justo al contrario, decide con responsabilidad pero no hace suficiente política con una visión de conjunto.
Otro factor en contra de Schulz es el previsible resultado de las elecciones, un empate entre los dos partidos principales y un crecimiento preocupante de los extremos. Finalmente, no hay que olvidar que Merkel gobierna en coalición con el partido de Schulz. La canciller tiene resortes suficientes para convencer a los suyos que no conviene nombrar a un alemán al frente de la Comisión, ejecutora de muchas decisiones impopulares y, sin inmutarse, desactivar la envolvente de su compatriota.
El choque tramado de instituciones sería un mal paso, inquietante en una legislatura difícil para la unidad europea.