D. EDUARDO GARCÍA DE ENTERRÍA
UN PENSAMIENTO PROFUNDAMENTE HUMANISTA
El día 16 de septiembre falleció D. Eduardo García de Enterría, humanista y maestro del Derecho público español. y europeo. No es el momento de detallar su importante labor científica en sus numerosas obras, sino destacar algunas de sus aportaciones al Estado constitucional y a la ciencia del Derecho.
Las primeras referencias de don Eduardo las tuve a través de las explicaciones del Derecho Administrativo en la Universidad de Navarra. La obra que conocí fueron los Comentarios civiles a la Encíclica Pacem in terris, publicados en 1963, en un momento en que en España perdía valor y presencia el nacional-catolicismo, arrumbado por la doctrina conciliar sobre la libertad. Posteriormente, he seguido y estudiado su obra siendo su discípulo a través de ella. Cuantas veces he tenido la oportunidad de tratarlo personalmente me ha admirado su apertura y generosa disposición. La persona y el maestro son el mismo ser que pone el Derecho al servicio de los hombres.
Su pensamiento se fundamentó en la invocación de la garantía de los derechos de los ciudadanos como objeto del Derecho. A su servicio construyó los grandes paradigmas a partir de los fundamentos del Derecho administrativo establecidos por la Revolución francesa y su Declaración de derechos del hombre y del ciudadano, de la división de poderes, del principio de legalidad que someta a la Administración al imperio de la Ley, de la existencia de un sistema de justicia administrativa que controle el respeto a la legalidad y la responsabilidad administrativa.
La búsqueda de los paradigmas del Derecho Público no puede considerarse como un ejercicio académico o una elucubración metafísica, sino como una indagación de los principios que mueven al Derecho en cuanto ordenador de la sociedad. Su aportación ha sido una llamada constante a la juridificación y control del poder y a la construcción del Estado social y democrático de Derecho que consagra la Constitución de 1978. Buscó el equilibrio entre el poder y la libertad, entre las prerrogativas de la Administración y la garantía de los derechos y libertades del ciudadano, entre la libertad y la igualdad.
Su pensamiento es profundamente humanista, porque participa del esfuerzo humano para progresar en libertad, que exige actualizar las formas y técnicas jurídicas, porque si la sociedad cambia, el derecho se transforma.
La aceptación del movimiento cambiante y ascendente de la historia y la cultura en una sociedad de ciudadanos libres llevó a García de Enterría a situar su persona y obra en el lugar geométrico de la realidad institucional de nuestro tiempo histórico, hasta el punto de haberse consagrado gran parte de su aportación doctrinal en el texto constitucional. Su presencia y aportaciones al cuerpo social y a su cultura institucional, buscó los paradigmas y los principios para proporcionarles las reglas básicas de su organización y convivencia.
En el Derecho español contemporáneo don Eduardo ha construido un sistema y una escuela de Derecho Público y, particularmente, de Derecho Administrativo, convirtiéndose en una referencia obligada para los iuspublicistas, y un faro para la sociedad española.
Su compromiso social le llevó al estudio del Derecho comunitario, desde su convicción de que se construye Europa a través del Derecho, con una clarividente premonición de la actual realidad jurídica común. Así lo acreditó su condición de primer juez español del Tribunal Europeo de Derechos Humanos desde abril de 1978 a febrero de 1986, de presidente de la Federación Internacional del Derecho Europeo y su participación activa en asociaciones y organizaciones sobre la materia.
A su gran conocimiento y pasión por el Derecho se ha de destacar su condición de humanista que se manifestó en su buen hacer literario, en la riqueza y precisión léxica y el conocimiento de la literatura en lengua española, reconocido en su condición de miembro de la Real Academia Española desde 1994.
En toda su extensa obra ha demostrado la historicidad del Derecho y cómo se van configurando las instituciones en un devenir, invocando a la persona como sujeto de derechos y ciudadano, al que el Estado y su organización ha de garantizar su ejercicio y, de modo activo, proporcionar los medios necesarios para el desarrollo de su personalidad y la efectividad de aquellos.
Sirvan estas palabras para agradecer al hombre bueno, al sabio, al maestro generoso su obra, así como las atenciones que siempre me dispensó. A su esposa Amparo, fiel y solícita compañera, y a sus hijos el testimonio de mi condolencia, respeto y afecto.
Juan-Cruz Alli Aranguren
Expresidente del Gobierno de Navarra
Publicado en Diario de Navarra, 30 de septiembre de 2013
