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Todos a una; por Enrique López, Magistrado

23/07/2012
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El día 23 de julio de 2012, se ha publicado en el diario La Razón, un artículo de Enrique López, en el cual el autor opina que lo más acuciante es resolver el problema financiero, sin lugar a dudas, pero no podemos olvidarnos de los problemas estructurarles que padece España, y éstos también deben ser acometidos.

TODOS A UNA

Lo ocurrido el viernes pasado pone de manifestó la gravedad del momento que vivimos, y sobre todo lo difícil de la empresa. Pero a pesar de todo, somos un país grande y con mucha historia, tanta que si la analizamos, observaremos cómo hemos pasado como país por peores momentos, y siempre hemos salido adelante. Pero si de verdad hacemos una revisión histórica, descubriremos que la historia mundial ha pivotado sobre pocos países, y uno de ellos es España, y también si analizamos la historia podremos comprobar que, cuando hemos superado un avatar con éxito, es porque todos nuestros compatriotas de cada momento, supieron unir sus esfuerzos para superar la situación, y por contra cuando se dividieron y enfrentaron, todos sabemos lo que pasó. Podemos recordar momentos tan complicados como la invasión napoleónica o la transición democrática. En lo que se refiere a esta última, la transición política fundamental para España, de alguna manera ha hecho olvidar la transición de modelo económico que se vivió de forma paralela, y ello en un país sometido a una profunda crisis económica agravada por la crisis mundial energética, que requirió de mucho esfuerzo y tesón por parte de todos. Este es un momento análogo, todos sabemos por qué hemos llegado a esta situación, y también la responsabilidad que a cada uno le toca, pero el momento de depurar responsabilidades, o ha pasado o habrá que esperar; por el contrario, es el momento de concentrar el esfuerzo en la empresa común de superar esta profunda y larga crisis. Por ello no se debe dividir, ni generar enfrentamientos estériles, que lo único que van a conseguir es debilitarnos más; no hay problemas de las CC AA o problemas del Estado, no hay soluciones individuales, o salimos todos juntos de esto, o lo pagaremos todos juntos. La economía es algo muy complicado para los profanos, y por ello, como decía Churchill, en momentos difíciles que cada uno haga lo que sepa hacer y nada más; a ello yo le añadirá que cada uno haga lo que mejor sepa hacer y que lo haga bien. Pero esta unión necesaria para tamaña empresa, no sólo debe darse en el ámbito de la economía, sino en todos, y la Justicia es uno de ellos. No es el momento de dividir ni de generar tensiones, al revés, es el momento de analizar lo que hay, y ponerlo a servir al máximo rendimiento; sería un grave error pretender ahondar las diferencias, anteponer los proyectos personales, o imponer modelos. Hoy, lo más acuciante es resolver el problema financiero, sin lugar a dudas, pero no podemos olvidarnos de los problemas estructurarles que padece España, y éstos también deben ser acometidos. La Ley y su aplicación en los tribunales se convierten en instrumentos que pueden contribuir a superar esta situación o a empeorarla; una país con poca seguridad o previsibilidad jurídica no es un buen país para invertir, convirtiéndose en un país de alto riesgo y de negocios arriesgados, lo cual atrae al especulador pirata, y no al inversor sea o no especulativo. Decía el juez Oliver W. Holmes que “las previsiones de aquello que los tribunales efectivamente harán y no otra cosa más pretenciosa es lo que entiendo por Derecho”; por el contrario, su antecesor en el cargo, el Juez John Marshall, decía que “los tribunales son meros instrumentos del Derecho y no pueden querer nada”; entre una y otra afirmación, se puede tender un puente, los tribunales son el instrumento para la aplicación del Derecho, y la previsibilidad de lo que harán, se convierte en una nota esencial al propio Derecho. Por eso es bueno que cada uno haga lo que tiene que hacer y donde tiene que hacerlo, y por ello no es bueno criminalizar conflictos civiles o mercantiles, o no criminalizar auténticas actuaciones delictivas, ambas situaciones son igual de perniciosas, y muy dramáticas en un momento como este. Por ello, el esfuerzo que debe animar a todos y cada uno es el de hacer bien las cosas y contribuir a mejorar la situación; mas para ello, a veces hay que abandonar hojas de ruta personales, y ponerse al servicio de la sociedad a la que se debe servir, buscando lo mejor para la misma, y no generando espacios de discusión y enfrentamiento, que seguro que en un momento más tranquilo serían muy productivos. Los esfuerzos tienen que ir dirigidos a ayudar en esta dramática situación, y no al revés, resolviendo y ayudando a resolver conflictos, y no a generarlos; esto último, no debe aplicarse sólo a quien resuelve, sino a quien tienes otras obligaciones relacionadas directamente con la Justicia. Es el momento de la generosidad y de la entrega, y esto se debería tener claro. España nos necesita a todos, los elementos disolventes deben ser neutralizados lo antes posible, porque si no la corrosión del sistema nos ahogará.

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