DE KENNEDY A JOHNSON
Tras una larga espera, Robert Caro, el mayor experto en Lyndon B. Johnson, acaba de publicar el curto volumen de su biografía sobre el presidente tejano, en el fondo un ensayo acerca de cómo se consigue el poder y cómo se usa para conseguir grandes cosas. Enseguida, en EE.UU. los demócratas han recordado con nostalgia el impresionante legado de Johnson en política doméstica. Algunos han recomendado a Obama leer esta nueva entrega sobre Johnson, con el fin de preparar su posible segundo mandato. La sugerencia no puede ser más acertada. El actual ocupante de la Casa Blanca se asemeja más bien a John F. Kennedy. Comparte con él una mística especial y una capacidad de comunicar sus ideas conectando con las emociones de los votantes. Pero las reformas impulsadas por el Kennedy de 1960 a 1963 palidecen si las comparamos con las que lideró su sucesor y vicepresidente, en nada fotogénico Johnson, un operador político duro y correoso como ha habido pocos en el siglo XX. Durante su presidencia entre 1936 y 1968, marcada por la escalada de la guerra de Vietnam, Johnson venció a la segregación racial, luchó contra la pobreza y puso en pie programas pioneros en sanidad pública y protección del medio ambiente. Lo hizo llevado por la urgencia de plasmar una visión de justicia social y de great society, cuyo origen no estaba en Kennedy sino en su experiencia familiar de superación personal. El tejano no se detuvo, como en sus años legendarios en el Senado, a fabricar de modo artesanal y paciente cada negociación y cada pacto. Si Barack Obama es reelegido en otoño, volverá a tener enfrente un legislativo muy influido por un partido republicano poco conciliador y dispuesto a bloquear su agenda legislativa. La lectura de esta nueva entrega de Robert Caro le ofrecerá muchas pistas útiles para modificar su estilo de poder.