FRIEDRICH AVISA
El Consejo Europeo concluye hoy entre señales de una creciente irritabilidad alemana. Un 60 por ciento de la población rechaza prestar más dinero a Grecia Instituciones tan respetadas como el Bundesbank critican la fiesta de liquidez del BCE y el Tribunal Constitucional la falta de severos controles parlamentarios sobre los fondos de rescate, encadenados uno tras otro. Hans-Peter Friedrich, el ministro del Interior alemán, ha sido el primer miembro del gobierno que ha desafiado la línea oficial. El lunes, justo antes de la votación del segundo rescate griego, pidió que el país heleno recibiese incentivos para salir del euro en vez de dinero para quedarse. Aunque el bávaro Friedrich fue desautorizado por el portavoz gubernamental y votó al final disciplinadamente con su coalición, su declaración estaba pactada con su jefe de filas, el primer ministro de Baviera, Horst Seehofer. Esta formación regionalista tiende a invocar más que la CDU el interés nacional. La canciller Merkel tomó buena nota en el Parlamento, al decir: "mi juramento me permite tomar riesgos, pero no emprender aventuras". Con todo, trece diputados de su partido y cuatro liberales se negaron a este segundo rescate, que salió adelante gracias a los socialdemócratas. El desplante de Friedrich es un aviso de que su formación rehusaría la siguiente operación de salvamento de Grecia que vaticina la propia Merkel. La canciller empieza a caminar sobre el alambre hasta las elecciones de 2013 en las que busca la reelección... y tal vez cambiar de socio de gobierno, de vuelta a la gran coalición. Hasta entonces, girar hacia una política europea común se antoja imposible. Mientras tanto, en la zona euro se impone la austeridad, fundamento del contrato social alemán, contra el que poco pueden razonables cartas de protesta como la firmada por doce jefes de gobierno, el presidente Rajoy entre ellos, a favor de políticas que lleven al crecimiento.